jueves, 28 de febrero de 2008

Repartiendo tortas por pan

Vamos a ver:

No quiero que el título dé lugar a confusión: no ha llegado la crisis que obligue a luchar por un pedazo de pan. Lo que ocurre es que pretenden repartir tortas haciendo ver que es pan.

Haciéndome eco de lo que un compañero bien a escrito en foros y listas de distribución, a falta de pan buenas son tortas, pero hacer ver que las tortas son igual que el pan es algo que la ley tipifica como estafa.

Hablamos, cómo no, de Pediatras y otros médicos que se dedican con todo su buen saber a trabajar con niños. De todos los que conozco, personas íntegras y entregadas a su trabajo como el que más, ninguno ha intentado nunca jamás hacer ver que es Pediatra y la mayoría lo que anhelan es una plaza de médico de familia, que es para lo que se sienten realmente preparados. Si es cierto que las autoridades sanitarias y gestores, cuando no alguna sociedad científica, han intentado que los ciudadanos y ciudadanas, no observen las diferencias entre ambos, usando un lenguaje confuso de forma intencionada.

Bien está que, ante la falta de Pediatras, haya otros médicos que trabajen con los niños, pero de ahí a regalarle un título de pediatra a todo aquel que vea niños, va una distancia.

Tal vez la solución no sea regalar unos cuantos títulos, sino como ya he dicho en otra entrada, saber separar el grano de la paja: lo importante de lo "urgente".

Desde mi punto de vista, el actual sistema de atención pediátrica en nuestro país es un sistema que ya sólo se sustenta en el egoísmo y la estafa. Egoísmo de pediatras en cupos cómodos, en centros bien dotados, que no quieren abandonar esa labor y pasar a ser consultores. Egoísmo de los padres de niños que tienen la suerte de tener como médico de sus hijos a un pediatra. Si abandonásemos tal egoismo, nos daríamos cuenta de que existe una enorme población infantil que actualmente no es atendida por pediatras, salvo cuando ingresa (ni siquiera en las urgencias de un hospital) o acude a consultas externas. La estafa la lleva a cabo los gestores que intencionadamente ocultan a los ciudadanos, que los médicos a los que consultan con sus hijos, no son en realidad Pediatras.

Sí, hay muchos niños, que cuando creen acudir a un pediatra, son atendidos, con toda la buena voluntad y profesionalidad del mundo, por médicos generales o médicos de familia. Cuando van a urgencias de los centros de salud, por supuesto, también son atendidos por médicos generales. Pero es que, además, cuando acuden a urgencias del hospital, por que son derivados o porque no se fían o porque pasaban por allí, son atendidos por médicos generales o por médicos de familia que son los que cubren las urgencias de la mayoría de hospitales comarcales.

¿Donde está la equidad?

Quizá llegó ya la hora, no porque sea el mejor sistema, ni porque sea el sistema al que se ha de tender, sino porque puede ser el menos malo y desde luego el más equitativo, de cambiar el modelo de atención primaria en lo que se refiere a la atención infantil. Si de verdad la equidad es un pilar básico de nuestro sistema sanitario, entonces habrá que asegurarse que todos y cada uno de los niños que residen en nuestro país coman pan al menos los domingos, aunque el resto de los días se tengan que surtir de tortas. No es en absoluto justo que unos coman pan a diario tres veces y otros pasen años sin probarlo. O dicho de otro modo, todo niño debe tener un pediatra, lo que obligará a redistribuir cupos, lo que obligará a filtrar la demanda, bien sea por médicos generales o de familia.

Aunque existe una solución más fácil, que es que nuestros gestores se ocupen de cambiar la barra libre por un control de las consumiciones que realiza cada ciudadano, limitándolas cuando sean abusivas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que indicas, Rafael, sería el desideratum de la pediatría pero, a fuerza de ser pesadito,voy a repetir de nuevo mi visión de cómo ha de ser la pediatría de atención primaria.

1.- Cosas cuasi imposibles de lograr: a) que la autoridad vaya a terminar con la barra libre; b)que siendo pediatras de atención primaria, vulgares pediatras de cupo, podamos limitar la demanda: bien es sabido que la autoridad nos obliga a ver a todo usuario que se presente en el día; c)que podamos evitar por nuestros propios medios la creciente masificación que nos está afectando. Resultados: pediatra achicharrado, desmotivado, cabreado, etc.

2.- Cosas que tampoco vamos a lograr, pero que para mi sería lo ideal: a) ser pediatra consultor; de esta forma todo niño sería visto en primera instancia por el médico de familia y en segunda por el pediatra; habría más equidad entre la zona rural y la urbana y podríamos planificar más eficientemente nuestro trabajo; b) vía intermedia: conforme a la carrera profesional ascender de pediatra de batalla a pediatra consultor.

Y otra cosa: no hablo de regalar títulos así como así, sino de intentar solucionar el tema de la escasez de pediatras.

Saludos. José Santana.

Rafael Jiménez Alés dijo...

Gracias por tu comentario. Sólo te quiero hacer ver lo que ya se ha dicho en el foro AEP, que te aconsejo visites (si te dejan -tienes que ser socio-): probablemente todos los MESTOS a los que se le quiere dar el título estén en la actualidad ejerciendo de pediatras, así pues darle el título no le soluciona nada a usuarios ni a Pediatras, pero les viene de perilla a estas personas, que recordemos tuvieron la oportunidad no limitada por cupo de obtener el título (no se repartían sólo 800 títulos para 1000 MESTOS, sino títulos a todo aquel que superase un examen que según dicen era bastante fácil -no lo sé-)

podria ser cualquiera dijo...

Desde mi punto de vista todas estas propuestas y todas estas tácticas que llevamos tiempo oyendo desde estamentos gubernamentales, sociedades o incluso a título individual en torno a los mestos, los déficits, las opes, las homologaciónes, las pediatrías de área, el pan, las tortas..., no son sino frutos de una estrategia más silenciosa y olvidada: el desmantelamiento de la pediatría de atención primaria.
Sin entrar a discutir el espíritu que legisló la salida de la pediatría a pie de calle, los años nos han convencido de que los pediatras somos los que mejor abordamos la atención integral de la salud infantil (hay que reconocerlo sin soberbia, pero con orgullo). Eso es lo que ahora se viene abajo.
Si hace unos años (no más de cinco), preguntabas a un pediatra quién tenía que ver a los niños, la respuesta era casi unánime: nosotros. En poco tiempo, el deterioro en nuestros medios asistenciales (incluyo el tiempo de consulta, la masificación de cupos, la "barra libre", la infravaloración respecto a otros especialistas, las dificultades en nuestra formación continuada, etc, etc) nos han hecho claudicar y ahora nos parecen bien las tortas, si eso alivia nuestra carga. Aceptamos replegarnos como consultores (no entro a juzgar si eso es más o menos acertado que la figura actual de pediatra de AP, pero sí que cada vez esa opción gana más adeptos más por rendición que por convicción), incluso nos comernos la torta (cuántas sustituciones desastrosas nos han hecho algunos bienintencionados médicos generales, con nuestra complacencia para poder irnos a disfrutar nuestros permisos reglamentarios).
En resumen, y sin intención de valorar las distintas posturas que se proponen o adoptan, sí quiero reflexionar sobre el verdadero rumbo que hemos tomado hace tiempo, maquiavélicamente dirigidos, a nuestra "extinción" segura. Al final, además, se lo montarán para que les estemos eternamente agradecidos por dejarnos elegir el color y la inscripción de la lápida.
Seguiremos tejiendo y tejiendo, y al final, nos daremos cuenta de que lo que estamos tejiendo es nuestra propia soga.


"Solo entonces, en el trance difícil, es una virtud el ser rectamente hombre, por encima de todas las sugestiones que nos invitan a claudicar" - Gregorio Marañón

Rafael Jiménez Alés dijo...

Aunque podrías ser cualquiera, me gustaría saber quien eres, pues todo lo que escribes lo haces con bastante acierto. Cuando quieras tengo vacantes entre los autores de entradas.

Gracias de verdad, por todos tus comentarios.

Sólo puedo decirte, no sin la pena del derrotado, que una retirada a tiempo, es una victoria. La opción de atacar y reivindicarnos sólo pasa por abandonar los eufemismos que manejamos y denunciar de una vez, que el sistema, con el número de pediatras actual, es perfectamente sostenible. Lo que es insostenible, es aguantar el abuso. Ya lo dije en la primera entrada sobre lo importante y lo urgente.

Por supuesto, si tienes alguna idea de como mejorar la situación actual, que no acorte nuestra vida y mejore incluso la salud de la población, me gustaría que la dieses a conocer.

Anónimo dijo...

Soy un médico de Familia, que durante bastante tiempo he hecho consulta de pediatría; nuestra formación en materia de pediatría dista mucho de la del pediatra vía MIr, por supuesto, pero creo en ningún caso pretendemos igualarnos. Ahora bien, al menos hablo por mí, precisamente por la poca formación que recibimos, me ha costado muchísimo trabajo llevar la consulta, he necesitado en multitud de ocasiones ¨echar mano ¨de los pediatras hospitalarios para que me ayudasen a resolver muchos problemas, y estdiar mucho , mucho. ¿ Y qué he recibido? En ocasiones, desconfianza por parte de los padres, si eres pediatra, vales , si no , lo tienes que demostrar mucho, poco apoyo de la administración, y poco por parte de algunos compañeros. Y encima que en la oposición, se me ¨penalice¨ contando la mitad del tiempo trabajado.
Como ven tampoco nosotros no lo tenemos fácil, así las cosas, he renunciado a mi consulta de pediatría y me dedico a la medicina de Familia, me siento mejor considerado;

Alesmismo dijo...

Estimado compañero MF, yo he tenido como compañero "pediatra" a algún médico de familia, a médicos generales y a pediatras. El ranking del mejor compañero lo encabeza sin duda un pediatra. El ranking lo cierra un pediatra. La entrada no va contra los médicos de familia que quieren ser médicos de familia y se sienten además discriminados como es tu caso cuando ha trabajado como pediatras. De lo que se habla es del engaño que pretenden algunos médicos. Seguramente tu (como todos los médicos de familia que conozco) no ha dicho nunca jamás que es pediatra y ha tenido la virtud, que por cierto falta a muchos pediatras, de reconocer sus limitaciones. No era por ahí por donde yo voy. Yo pretendo denunciar a los médicos que dicen ser pediatras (no a los que trabajan como pediatras porque así ha terciado como es tu caso) sin serlo, autodenominándose pediatras sintítulo. De la misma forma pretendo denunciar a la administración que engaña a usuarios y médicos de familia; a los primeros haciéndosles creer que los MF son Pediatras, y a vosotros puntuándoos como pediatras, cuando lo que habéis hecho es un inmenso favor a la administración (quizá debiérais movilizaros para que esos favores os fueran reconocidos con mayores puntuacionesy no con menores)