sábado, 29 de noviembre de 2008

El lenguaje políticamente correcto, las mentiras y los eufemismos



¡Cuidado con los eufemismos! Agravan el horror que se supone deben disfrazar.

Emil Michel Cioran. Escritor y filósofo de origen Rumano (1911-1995)



El motivo que me empuja nuevamente a escribir, es comprobar, ya sin asombro alguno, que la derrota que seguimos nos llevará a una derrota segura.

Últimamente asisto a sucesivas declaraciones y discursos de variados profesionales de la medicina, especialmente de la pediatría, empecinados en utilizar el mismo lenguaje políticamente correcto, con el que paulatinamente nos están acorralando los expertos en dicho lenguaje. A veces, lo políticamente correcto es no decir la verdad, que para mí (no se si para alguien más), viene a ser lo mismo que mentir. En otras ocasiones se emplean ocurrentes eufemismos que ocultan de forma interesada el origen de los problemas, agravándolos.

Y digo todo esto, porque ya el hastío me inunda y he de achicarlo.

Faltan pediatras. Es un hecho conocido que nadie niega y todos reconocen, desde profesionales, a políticos, pasando por ciudadanos. Sin embargo, decir que faltan pediatras, es una forma de exponer la realidad interesada, para los responsables de la gestión sanitaria. Con ella se oculta el origen del problema, que no es otro que la Emigración de los pediatras.

Supongamos por un momento que los políticos cambian su discurso y en lugar de hablar de la falta de pediatras, comenzasen a hablar de la emigración de los pediatras. Tal vez los ciudadanos pensasen que puede existir algún motivo para dicha emigración y solicitasen que dichos motivos fuesen eliminados.

Creo que hasta hace relativamente poco, todos nuestros científicos de renombre que pretendían investigar tenían tarde o temprano que emigrar. Cuando ese hecho fue conocido se intentó paliar y en segundo lugar se intentó hacer retornar a esos científicos con ofertas de trabajo, de medios, de sueldo y de reconocimiento. Cuando se les preguntaba a los científicos, ellos decían sin pelos en la lengua: "tuvimos que emigrar". En España, la escasez de científicos no era debida una falta de científicos españoles, sino que era debida a la emigración de los científicos españoles.

Llegado este punto, supongo que incluso los menos avispados saben donde quiero ir a parar:

Ya está bien de decir una y otra vez, hasta la saciedad: "Faltan pediatras", como si hubiesen desaparecido en un agujero negro o nunca hubiesen existido. Cambiemos el discurso y comencemos a emplear una frase mucho más cercana a la realidad y que informa a los ciudadanos sobre el origen del problema: "La emigración de los médicos", "La emigración de los pediatras"... y planteemos como una solución a este problema, que vuelvan. Porque faltar, faltar, lo que se dice faltar, no faltan, lo que ocurre es que están en otro lugar, en las grandes ciudades, en las comunidades autónomas donde se les paga mejor, en otros países de nuestro entorno (alguno de ellos con menor renta que el nuestro pero que paga y trata bien a sus médicos), en la medicina privada.

Desde aquí lanzo una llamada de atención a asociaciones de ciudadanos, de consumidores, a sociedades científicas y profesionales, a colegios de médicos, y a cualquier persona que quiera hablar del gran problema que azota nuestro sistema sanitario público: Hay que dejar de hablar de una vez por todas de
la falta de profesionales y comenzar a hablar de la emigración de los profesionales.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante tema. Me lo comentó mi padre recientemente, ya que estoy preparándome el MIR y una de mis mayores opciones es la pediatría. Cuando me lo dijo, me quedé extrañada y pensé eso mismo, "no es que falten, es que se largan viendo las condiciones de trabajo que hay aquí". Lo mejor del asunto es que la sociedad no sabe o quiere saber que no nos vamos por gusto, sino por necesidad, porque ya no aguantemos más, que lo que nos pide el cuerpo es estar cerca de nuestra familia, nuestros amigos y nuestra pareja, si no conseguimos migrar con ella, que no es un mero capricho. Tampoco saben la sobrecarga de trabajo que tiene un pediatra, sobre todo si ejerce en un centro de salud, donde es el médico de cabecera de los más peques y le ponen listas interminables de pacientes a los que mirar en cuatro minutos...
En fin, no me enrollo más, me ha gustado bastante que digas alto y claro qué pasa aquí con esta especialidad.