"No ser ya tentado más que por el más allá de los... extremos."
EM. Cioran. "Ese maldito yo"
No creo
que sea malo ir, de vez en cuando, a hacer una visita a los extremos. Incluso en
la delibracion etica, es necesario identificar los cursos extremos de
accion, los mas radicales, los non plus ultra, los rien ne va plus. Yo
creo que los extremistas habituales, los que lo hemos sido siempre, os hacemos un favor, mostrándoos los extremos, porque, solo visualizando los extremos, se puede ver TODA la gama de grises.
Cuando de entrada solo ves el gris medio, eres como un burro con
orejeras que solo distingue un unico camino.
Los extremistas mereceriamos
un monumento, un monumento sin extremismos, tal vez un monumento verbal, pues, sin extremos, la
sabiduria de los tonos medios ("en el centro está la virtud") no seria tal, al igual que el burro con
orejeras no es sabio por seguir el unico camino que ve.
Ser capaz de ver los extremos, verbalizar los extremos, no significa vivir en los extremos. Los extremistas habituales, estamos familiarizados con los extremos, paseamos de uno al otro sin grandes aspavientos, sin detenernos en la escala de grises si hace falta. Pasamos de la revolución a la apatía absoluta. Pero, para descansar, preferimos los tonos medios, pues al lado del extremo, solo hay "el más allá", el abismo, el no ser, el dejar de existir, que también nos tienta, pues supone el descanso perfecto y absoluto. Pero hoy no, ¡Maaaañaaana!
Sin embargo a los grises, les molesta muchisimo que alguien, muestre o nombre los extremos. Se rasgan sus grises vestiduras. Ellos se pierden todas las gamas de gris que van desde sus grises hasta la luz y la oscuridad absolutas.
Perdonad la disertacion filosofica, pero la creo necesaria, porque solo los que siempre fueron grises cuando se instalan en el extremo, se quedan a vivir para siempre, deslumbrados por su luz o cegados por su oscuridad, al borde del abismo, a riesgo de un traspiés...
Actualmente percibo el riesgo de que una gran parte de la poblacion en general y de los profesionales sanitarios en particular, que siempre han sido grises, se vayan a vivir a los extremos, pero no al mismo extremo, sino a extremos irreconciliables...
Ser capaz de ver los extremos, verbalizar los extremos, no significa vivir en los extremos. Los extremistas habituales, estamos familiarizados con los extremos, paseamos de uno al otro sin grandes aspavientos, sin detenernos en la escala de grises si hace falta. Pasamos de la revolución a la apatía absoluta. Pero, para descansar, preferimos los tonos medios, pues al lado del extremo, solo hay "el más allá", el abismo, el no ser, el dejar de existir, que también nos tienta, pues supone el descanso perfecto y absoluto. Pero hoy no, ¡Maaaañaaana!
Sin embargo a los grises, les molesta muchisimo que alguien, muestre o nombre los extremos. Se rasgan sus grises vestiduras. Ellos se pierden todas las gamas de gris que van desde sus grises hasta la luz y la oscuridad absolutas.
Perdonad la disertacion filosofica, pero la creo necesaria, porque solo los que siempre fueron grises cuando se instalan en el extremo, se quedan a vivir para siempre, deslumbrados por su luz o cegados por su oscuridad, al borde del abismo, a riesgo de un traspiés...
Actualmente percibo el riesgo de que una gran parte de la poblacion en general y de los profesionales sanitarios en particular, que siempre han sido grises, se vayan a vivir a los extremos, pero no al mismo extremo, sino a extremos irreconciliables...