lunes, 25 de febrero de 2008

Formación e Información

Vamos a ver:

Me parece increible la desinformación que existe entre profesionales sanitarios y los ciudadanos sobre la formación de los primeros.

A los profesionales sanitarios la formación se les supone, y no me refiero a la formación pregrado o a la formación especializada. Si, me refiero a eso que se ha dado en llamar Formación Continuada, que más habría que denominar Deformación Continuada, pues todo lo que no tiende a guardar la forma tiende a deformarse (1).
La realidad es esta:

- Todo trabajador tiene el derecho y la obligación de estar correctamente formado para ejercer la labor que conlleve su cargo en la empresa.

- Para mantener al día los conocimientos médicos, es necesario cuando poco 2 o 3 horas diarias. Ésto, contando con tener información elaborada, es decir, guías de práctica clínica basadas en la evidencia, lo que no siempre es posible. Cuando esto no es así podemos calcular que todas la guías clínicas y consejos están produciendo alrededor de 5 Kg de peso y un metro de alto, en cada consulta de medicina general (por cada acto médico) (2)

- En los sistemas sanitarios públicos, la formación de su personal es mínima, no está organizada, no responde a las necesidades de la empresa ni del trabajador. Esto en una empresa privada sería motivo de despido fulminante del responsable del área de formación, claro que en nuestras empresas estos responsables brillan por su ausencia o tienen un papel meramente decorativo.

- Venimos de una realidad, ya muy dejada atrás pero no olvidada al parecer por los responsables de nuestras empresas sanitarias, que era la convivencia más o menos pacífica del trabajo en el "seguro" y el trabajo en la "privada", lo que sin duda hacía que el trabajador estuviese interesado en mantenerse al día invirtiendo en ello un horario que estaba fuera de su jornada laboral como asalariado. Este interés, lo debería tener la empresa con los trabajadores que contrata en exclusiva, cosa que no sucede. Las empresas públicas parece que suponen que debemos formarnos en nuestro horario libre.

- Las empresas sanitarias públicas en la actualidad, no solo carecen de planes formativos generales, sino que carecen de planes formativos individualizados. El trabajador, debe acudir con gastos pagados y durante su jornada laboral a aquellas actividades formativas que determine la empresa, que se supone serán de interés para la empresa. Aunque intento evitar ejemplos, pondré uno: En el año 1999, acudí por primera y única vez a un curso pensado por la empresa, de forma programada (no voluntaria ni voluntarista), para aprender a manejar el programa TASS, de cierta complejidad: duró 5 días a jornada completa. No había absolutamente nada del programa que no fuese exhaustivamente explicado. Cuando se ha ido implantando el Diraya en Andalucía, se han realizado numerosísimos y malísimos cursos a los que el trabajador podía ir de forma voluntaria fuera de su jornada laboral. Y aunque puede que por ahí haya algún médico andaluz que haya ido a un curso que puede que crea ha sido bueno, la realidad, es que de este programa se explota en la actualidad no más de un 10% de sus posibilidades. Esto es sólo un botón de muestra. Podría hablar en el mismo tono del uso racional del medicamento: cursos voluntarios, fuera del horario, o dentro del horario, pero sin permiso para acudir a él o sin que te abonen los gastos del curso (desplazamiento). Resultado: en los cursos siempre se ven las mismas caras, que generalmente son de aquellos más propensos al escaqueo o de aquellos otros que en realidad no necesitan el curso, pues se encuentran debidamente formados en ese apartado del conocimiento médico.

- La denominada formación continuada en los centros de salud, es de risa. A ninguna empresa constructora se le ocurriría meter a escayolistas, electricistas, enfoscadores, marmolistas en un curso denominado: "Mejoras en el alicatado de baños". Sin embargo a los pediatras pretenden meternos en interesantísimos cursos sobre "curas con azúcar de las úlceras de decúbito" o "Retinografía en el paciente diabético", o meten a enfermeros en una sesión bibliográfica sobre "Tratamiento antibiótico de la neumonía adquirida en la comunidad en el anciano de riesgo". Cualquier empresario con dos dedos de frente, se daría cuenta que esto es despilfarrar el tiempo de formación, que es escasísimo. El resultado final, es que algunos profesionales como los pediatras rurales tienen una formación continuada específica que tiende a cero.

- Otra realidad que demuestra la ausencia de formación, es la proliferación de sociedades científicas, que asumen esa labor por la dejadez de la administración. Sin embargo todas sus actividades son también para asistentes voluntarios, fuera de la jornada laboral o si es durante, tendrás que luchar por un permiso, o por que te abonen los gastos.

- La última realidad que quiero reflejar es que nuestra formación está, en última instancia, en manos de la industria farmacéutica, sin la cual, las sociedades científicas no podrían sobrevivir, sea porque sus cursos son financiados directamente por las empresas o porque las matrículas de sus alumnos lo son: al final, el dinero sale del mismo sitio.

¿Se puede cambiar la situación?

Todo es susceptible de empeorar según Murphy, pero también de mejorar:

1.- Nuestros gestores manejan datos sobre gasto farmacéutico, derivaciones, número de consultas, consultas en urgencias, etc que pueden ser magníficos indicadores de lagunas en la formación de sus trabajadores.
2.- Conocido el defecto no hay más que intervenir. Un responsable de formación, debe tener indicadores que le muestren cuales son las lagunas de conocimiento de los trabajadores de su empresa. Estos indicadores no pueden ser una encuesta al propio trabajador, que puede no ser consciente de lo que ignora. Lo más prudente sería reflejar la máxima de Descartes: solo sé que no sé nada o la de Edison: "No sabemos ni un cienmillonésimo de nada". Posiblemente no sea suficiente con un responsable de formación por distrito, sino que sea necesario un equipo coordinado que detecte las necesidades y de respuestas a las mismas.
3.- No se puede esperar que el trabajador quiera formarse fuera de su jornada laboral (en otras empresas esto sería absolutamente inconcebible, pues el beneficiado de la formación del trabajador es la empresa), por tanto se deben realizar cursos de formación, que dependiendo del número de profesionales a los que va dirigido y de las posibilidades de la empresa y del trabajador pueden ser:

a. Conexión a internet para que busque información, suscripción a ediciones electrónicas de revistas, acceder a cursos on-line en horario determinado (sin carga asistencial) y con un tutor que siga los progresos.
b. Cheque-libro. ¿Que menos que la empresa pague los libros, la suscripción a revistas, que considere debemos manejar?
c. Cursos que se imparten en el propio centro de salud en horario laboral sin carga asistencial.
d. Cursos fuera del centro de salud. Si son en la jornada laboral, se abonará los gastos de desplazamiento, alojamiento y manutención si hubiera lugar. Si son fuera de la jornada laboral se abonarán los gastos de matrícula, desplazamiento, alojamiento y manutención y se remunerarán las horas como si de una jornada complementaria se tratase. Estos cursos pueden ser a nivel de distritos, de áreas sanitarias, provinciales, autonómicos o nacionales, y pueden estar organizados por las propias empresas sanitarias o concertados con Universidades, Empresas que se dedique a tareas formativas, o con sociedades científicas.
e. Posibilidad de autoformación fuera del horario laboral, incluyendo en nómina un concepto para financiar esa autoformación, viendo si tiene sus frutos a través de los indicadores y retirando esta posibilidad a quien no cumpla los objetivos pactados. Este concepto no debiera ser inferior a los 2000 Euros al mes: 40 horas * 40 Euros + 400 Euros para gastos: revistas, conexión a internet, desplazamientos, asistencia a cursos. Ésto, si se quiere tener a profesionales debidamente formados y capaces.
f. Todos los trabajadores tendrán derecho a la formación, aunque dependiendo de su nivel (capacitación, carrera profesional o como se le quiera llamar), accederá a cursos para "niveles básicos" o "expertos".

Seguro que los lectores médicos del Blog, pensarán que ésto es utópico. Yo también lo pensaría, si no fuese porque los gestores de nuestras empresas sí reciben este trato, así como los trabajadores de la mayoría de empresas, no solo privadas, sino también públicas: educación, justicia, cuerpos y fuerzas de seguridad y otros servicios públicos, que no cuentan con la sopa boba de la industria farmacéutica.

Esta entrada, pretende que pasemos de la fase precontemplativa y abandonemos de una vez por todas la adicción que tenemos a formarnos fuera de nuestro horario laboral, lo que sin duda es enormemente perjudicial para nosotros, para nuestra empresa y para los destinatarios de los servicios que presta la empresa.

CITAS:

1. http://es.wiktionary.org/wiki/entrop%C3%ADa
2.http://www.infodoctor.org/bandolera/b87s-3.html

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